A lo largo de la historia, el ser humano ha ido desarrollando tecnología a medida que ha ido entendiendo el funcionamiento de la naturaleza a través de la ciencia. Entre los años 1900 y 1930, el estudio de algunos fenómenos físicos que aún no estaban bien entendidos dio lugar a una nueva teoría física, la Mecánica Cuántica. Esta teoría describe y explica el funcionamiento del mundo microscópico, hábitat natural de moléculas, átomos o electrones. Gracias a ella no solo se ha conseguido explicar esos fenómenos, sino que ha sido posible entender que la realidad subatómica funciona de forma completamente contra intuitiva, casi mágica, y que en el mundo microscópico tienen lugar sucesos que no ocurren en el mundo macroscópico.

Entre estas propiedades cuánticas se incluyen la superposición cuántica, el entrelazamiento cuántico y el teletransporte cuántico.

La superposición cuántica describe cómo una partícula puede estar en diferentes estados a la vez.
El entrelazamiento cuántico describe cómo dos partículas tan separadas como se desee pueden estar correlacionadas de forma que, al interactuar con una, la otra se entera.
El teletransporte cuántico utiliza el entrelazamiento cuántico para enviar información de un lugar a otro del espacio sin necesidad de viajar a través de él.
Las tecnologías cuánticas son basadas en estas propiedades cuánticas de la naturaleza subatómica.

En este caso, hoy en día el entendimiento del mundo microscópico a través de la Mecánica Cuántica nos permite inventar y diseñar tecnologías capaces de mejorar la vida de las personas. Hay muchas y muy diferentes tecnologías que utilizan fenómenos cuánticos y, algunas de ellas, como el láser o las imágenes por resonancia magnética (IRM), llevan ya entre nosotros más de medio siglo. Sin embargo, actualmente estamos presenciando una revolución tecnológica en áreas como la computación cuántica, la información cuántica, la simulación cuántica, la óptica cuántica, la metrología cuántica, los relojes cuánticos o los sensores cuánticos.